Durante siglos, la educación ha sido considerada un privilegio, no solo por razones históricas vinculadas a la protección de los intereses de las élites —como afirman algunos—, sino también por razones económicas. El alto costo variable de la educación hacía que no fuera viable, desde el punto de vista práctico, ofrecerla a toda la población.
¿Qué es el costo variable de la educación?
Nos referimos a todos aquellos costos asociados al proceso educativo: los salarios de los profesores, la compra de libros y materiales, los gastos de energía para el transporte y la iluminación de las aulas, entre otros. Estos costos, si se redujeran a cero o casi cero, cambiarían por completo la ecuación económica, haciendo viable la educación universal.
¿Qué ganaríamos educando a todos?
Si pudiéramos educar a todas las personas de manera equitativa, no estaríamos creando un mundo utópico donde todos fuéramos médicos, abogados, ingenieros o profesores, ni un mundo sin trabajadores manuales. Estas son visiones irreales, ya que cada individuo tiene aptitudes, intereses y motivaciones diferentes. Sin embargo, al ofrecer a todos la oportunidad de desarrollar sus capacidades según sus inclinaciones y talentos, la sociedad se beneficiaría de tener a los mejores profesionales en todas las áreas: médicos, abogados, científicos, artistas, trabajadores manuales, educadores, etc.
En este nuevo paradigma, la selección de quién llega a qué profesión se basaría en las aptitudes y motivaciones individuales, no en el privilegio de haber tenido acceso a una educación de calidad. Además, la gran mayoría de las personas estaría educada en múltiples disciplinas, lo que permitiría un ejercicio más maduro e informado de la democracia ciudadana.
¿Qué nos falta para que el costo variable de la educación sea cero o casi cero?
Hoy en día, lo que nos falta es muy poco. La tecnología actual permite transmitir grandes cantidades de información de manera instantánea a costos prácticamente nulos. Existen ya ejemplos exitosos, como los cursos masivos en línea (MOOCs, por sus siglas en inglés), que han sido adoptados por universidades de todo el mundo. Estos programas aprovechan la reducción de costos para ofrecer educación a cientos de miles de personas, a precios muy bajos.
El siguiente paso es llevar esta revolución educativa a la enseñanza escolar, lo que permitiría que cada niño, en cualquier parte del mundo, tuviera la oportunidad de alcanzar su máximo potencial. De ser así, podríamos erradicar una de las barreras históricas que durante milenios ha frenado el desarrollo rápido, justo y sostenible de la humanidad.