IA para una educación más justa
Hace un par de semanas, en el marco de de la Primera Conferencia Nacional de Educación Superior (CONES 2025), tuvimos oportunidad de conocer a Leandro Folgar, ex presidente de Ceibal y actual vicerrector de Innovación de la Universidad Católica de Uruguay. En este evento, Leandro presentó los alcances del Plan Ceibal, un proyecto uruguayo de «Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea» nacido el 2007 con el objetivo de mejorar los aprendizajes e impulsar procesos de innovación, inclusión y crecimiento personal, una excelente iniciativa de la que hablaremos en otra oportunidad.
Pero este encuentro nos recordó de una conversación que sostuvieron el mismo Leandro con Jaime Saavedra, ex ministro de Educación del Perú y actual director Global de Educación del Banco Mundial, sobre inteligencia artificial y educación. Si no la has visto, te la recomendamos mucho: es clara, directa y plantea ideas urgentes para nuestra región.
Ambos coinciden en algo que desde Reingeniería Educativa venimos diciendo desde hace tiempo: la IA puede ser una gran aliada para mejorar la educación, pero solo si se implementa con intención de equidad.
¿La IA va a reemplazar a los docentes?
No. Y no debería. Saavedra y Folgar son enfáticos en esto: la inteligencia artificial no viene a quitarle el trabajo a los docentes, sino a potenciarlo. Automatizar tareas repetitivas, ayudar con diagnósticos de aprendizaje, permitir experiencias personalizadas… todo eso libera tiempo para que el profesor se concentre en lo que más importa: enseñar, motivar, acompañar.
Lo dijeron con claridad: así como la calculadora no hizo que dejemos de aprender matemáticas, la IA no va a hacer que dejemos de necesitar buenos maestros.
El riesgo: profundizar desigualdades
Ahora, también hay una alerta importante. Si no hacemos nada, la IA podría agrandar las brechas educativas que ya existen. En América Latina, y especialmente en el Perú, hay zonas con excelente conectividad y otras donde aún cuesta tener acceso a internet estable o dispositivos básicos. Si dejamos que el mercado decida solo, lo más probable es que quienes ya tienen ventajas accedan antes y mejor a estas herramientas.
Por eso nos gustó tanto este mensaje: la IA debe ser una política pública, no un lujo privado.
Entonces, ¿qué hacemos?
En Uruguay, el Plan Ceibal demostró que es posible implementar tecnología educativa con mirada de inclusión. Pero no pasó solo: hubo una institución pensada para eso. Y ahí está el punto que queremos destacar: en el Perú necesitamos una organización independiente que impulse esta transformación.
Una entidad que:
- Diseñe recursos educativos abiertos con soporte de IA.
- Acompañe a docentes y escuelas en su adopción.
- Forme a las y los profesores, sin dejar a nadie atrás.
- Evalúe el impacto real de estas herramientas.
- Garantice que el enfoque sea ético, equitativo y seguro.
Desde Reingeniería Educativa creemos que esa organización debe nacer desde la sociedad civil, con vocación pública, con aliados en todos los niveles del sistema educativo, y con una misión clara: usar la tecnología para cerrar brechas, no para abrir nuevas.
Tecnología con propósito
La IA llegó para quedarse. Eso no está en discusión. Lo que sí está en nuestras manos es cómo la usamos, para qué y para quiénes.
No se trata de tener más pantallas o más apps, sino de usar herramientas que ayuden a los que más lo necesitan. No se trata de reemplazar lo humano, sino de darle más espacio. Y no se trata de seguir modas, sino de construir una educación que funcione para el país que queremos ser.
La entrevista de Saavedra y Folgar nos recuerda que el momento es ahora. Y que si queremos que la IA sirva para algo más que para titulares llamativos, necesitamos acción, colaboración y propósito.
Ahí estaremos.